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Soy mujer, esposa, madre, hija, amiga, hermana, nieta, trabajadora, de relaciones largas y buenas, soy insegura y un tanto miedosa, directa y soñadora. Soy Feliz, pese a todo y gracias a todos...

Thursday, May 25, 2006

Una historia de otras tantas

Levanto la vista y ella estaba delante mío, llevaba puesta una falda muy ajustada a su cuerpo, más de lo que su edad le permitía, con un top muy ajustado a su cuerdo, más de lo que su edad le permitía, su generoso escote mostraba más de lo que su edad le permitía, su pelo era rubio, como el de las modelos que salen con los futbolistas, su flequillo como si estuviera viviendo en la década de los ochenta…sus labios demasiado gruesos como para maquillarlos de esa forma, pese a todo era una mujer atractiva o mejor dicho a la cual los hombres mirarían, independiente de las razones que los llevaran a ello. Quedo con mi vista fija en ella, me desvinculé del libro que llevaba en mis manos solo para analizarla, fijo mi vista en el hombre sentado a su lado, quien estaba muy apegado a ella y se acercaba en un acto de complicidad con ella cada ciertos segundos para decirle algo, desde Moneda a Baquedano, no podía dejar de observarlos, el hombre de unos 60 años o más tal vez, en realidad encontré que su edad y su físico ya no estaban para comportarse como un galán, “juntémonos mañana” decía el hombre a aquella mujer, la mujer rubia, de escote pronunciado, de falda ajustada, abrió su cartera y sacó su celular, anotó el número de aquel hombre y en un papel escribió el de ella y se lo entregó, “Ok, juntémonos mañana en el paseo Ahumada, ¿cuál es tu nombre?...Carlos…llámame” llegando a Baquedano ella se despidió de un beso, se paró y pasó por delante de él….el hombre por su parte, con su cara de triunfador, la miró de pies a cabeza, deteniendo un poco más su vista en ciertas partes del cuerpo, la siguió con su mirada hasta que el tren se perdió en el túnel, miro el papel, sonrió y lo guardó en su camisa… mientras yo no sabía si pensar en lo patético que se veían ellos dos o en compadecerme por la precariedad de mis pensamiento y mis prejuicios….

Dos triunfadores ese día en este Gran Santiago, ella logró lo que quería, llamó la atención de al menos uno y él más triunfador que nadie rememoró sus años de juventud, cuando sin dudarlo si era un galán… qué patéticos…ellos, qué patética, yo.